Volví. Esta vez me autodedico el post.
YO – Me pasó algo muy loco…
Nora – …
YO – Empecé natación y me di cuenta que me da miedo el agua.
Nora - ¿El agua?
YO – Si… me anoté porque siempre me gustó nadar, fui las dos primeras clases, estuvo bueno y a la tercera no fue tan bueno… en la mitad de la clase me sentí para el orto y me fui…
Nora- ¿Fue físico?
YO – No, fue sensación de angustia… no llegó a ataque de pánico, pero la verdad es que me sentí para la mierda, entonces inventé una boludes y me fui.
Nora – ¿En que momento sucedió esa sensación?
YO – Abajo del agua… Había que llegar hasta el fondo nadar y volver. Era un ejercicio de resistencia.
Nora – Mirá vos que interesante…
YO – Para mí no es interesante, para mi es un bajón Nora no poder ir a natación por esta sensación de mierda.
Nora- Poder podés ir, nada te lo impide, simplemente es cuestión de resistencia.
YO - …
Nora - Llegar hasta el fondo y resistir no es una tarea simple, como tampoco es una tarea cómoda. Creo que acá hay algo más… como ocurre siempre en los ataques de ansiedad.
YO – Si, a mí me gusta analizar hasta el fondo, pero a la hora de la práctica me asusto mucho.
Nora – Todos somos Hegel y revolucionamos a través de la teoría, ser Marx es un poquito más complicado… Pero, la historia nos mostró que la revolución se da en la práctica.
YO - …
Nora – Creo que hoy no son importante tus miedos en sí, sino la imposibilidad de llegar hasta el fondo y resistirlos para luego vencerlos.
YO – ¿Entonces qué hago?
Nora – Y… Creo que no te va a quedar otra que volver a la pileta, saltar del borde y llegar a lo más profundo.
Me fui. Pensé como pienso siempre que dejo el consultorio, y al otro día volví a la pileta. Como se imaginarán me paré en el borde y me dispuse a saltar. No salté. Me dio terror y miedo llegar al fondo, así que me quedé quieta mirando el agua. Sin embargo la vida es tan hija de puta y el mundo está tan lleno de pelotudos que uno de mis compañeros de natación (Agustín) un boludo importante, me vio parada en el borde y no tuvo mejor idea que empujarme.
No salté, me empujaron y por eso llegué sin querer hasta el fondo.
Moraleja: Siempre que no quieras saltar o llegar hasta el fondo de alguna situación, la vida se va a encargar de que lo hagas sea como sea
Dedicado a todas las situaciones que me perturbaron por un segundo la vida.
Ya lo dijo Cerati: “¡Tanto le temés, que al fin sucede!”
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Hace 9 años